FLAMENCO A TOPE

lunes, 7 de abril de 2008

ENTREVISTA A DIEGO "EL CIGALA"


"En el flamenco hay cada vez más hambre de aprender, más ansia por crear"

Silvia Calado/Daniel Muñoz. Madrid, enero de 2002


"Corren tiempos de alegría no sólo para mí, sino para el flamenco". Los motivos de optimismo sobran para Diego el Cigala. Y no es para menos... Catapultado a BMG por 18 Chulos, salto del que se han desprendido dos trabajos discográficos en apenas un año, el cantaor madrileño bebe de la fuente de Bebo Valdés, remoja su voz en los vientos de Jerry González, es salpicado por los consejos del maestro Valderrama, se deja asesorar por Fernando Trueba y dirigir por Santiago Segura... Alcanzado este mágico punto, no es de extrañar que la búsqueda de perfección sea el eje de sus aspiraciones como artista. Y que, de fondo, suenen oboes y clarinetes.
'Corren tiempos de alegría'. Titular así un disco actualmente, ¿no es un poco paradójico?

El disco es como de Nostradamus, a lo flamenco. Estábamos en el estudio diciendo qué bien nos va, qué contenticos vamos, cómo van saliendo las cosas... Pues nada, corren tiempos de alegría. A la semana, se estrellan los aviones contra las torres y vemos que el título de un tema era 'La esperanza de volar'. Me dije: "No puede ser". Fíjate si no había nada preconcebido, qué íbamos a saber nosotros. Qué contraste.

Pero sigo pensando que corren tiempos de alegría no sólo para mí, sino para el flamenco. El flamenco está ahora mismo en su mejor momento, mirado, respetado, cotejado... Y las discográficas, que pasaban del flamenco, ahora saben que se lo tienen que currar. Mi trabajo ya se va viendo, lo que pasa es que no voy rápido... Aunque tampoco es usual sacar en un año dos discos.

¿Defiendes, entonces, que vivimos una nueva 'edad de oro' del flamenco?

Lo que dice Niño Josele es cierto, que estamos en una madurez del flamenco y lo único que buscamos ya es la perfección. El plano de la afinación, en el flamenco siempre se ha pasado un poco por alto. No hacía falta tener un oído privilegiado para decir, "rítmicamente, esto va perfecto". En el del sonido, a la hora de trabajar en los conciertos es fundamental. Hace unos años no era tan importante en el flamenco. Salía uno, probaba, y de ahí tiraban treinta. Yo ahora no puedo cantar así. Tengo que salir con un sonido que sea celestial, porque en eso estamos. El sonido, parece que no, pero es tan importante en flamenco... es un cincuenta por ciento del resultado. De ello depende que la gente esté sentada y se pregunte "¿esto de dónde viene, por qué suena esto tan gordo y tan bonito?".

Grabar 'Corren tiempos de alegría' se lo debes, en parte, a haber trabajado con 18 Chulos, la compañía que te abrió el mercado...

Totalmente. Si yo no hubiera conocido a Chulos, no estaría aquí. Y siguen estando ahí y trabajaré con ellos y haré cosas con ellos, porque son los Chulos, son mis colegas. Después de presentaciones como las que se marca Wyoming, ¿qué puedo hacer? Cuatro minutos se metió en el Lope de Vega. (Y lo imita:) "Este pedazo de comanche, que nos ha traído todo su arte de las Cuevas de Altamira, no se ha perdido ni un ápice...". Es un genio.

Haberte cruzado con el cineasta Fernando Trueba tiene un significado especial en tu trayectoria artística, ¿no?

Haber conocido a Trueba es un cambio en mi carrera. Es como nuestro papi porque hablo con él, me hace elecciones de temas. Es el que más sabe de música de todos, el que tiene más oído de todos, porque a él le gusta mucho la música. No hay músico del que hable que no te dé la ficha completa... No falla nunca. Muere con la música y con el flamenco. No conocía a gente de este género hasta que tuve la suerte de encontrarme con él. Entró de lleno en el flamenco. Wyoming, que era más flamenco, ya te canta hasta por soleá. Está sembrao. Pero Santiago Segura y Pablo Carbonell no tenían ni idea de flamenco. En 'Entre vareta y canasta' veían las sesiones de grabación y montaban unas increíbles. Gracias a Chulos estoy en BMG ahora mismo. De hecho, la comunicación está siempre abierta entre nosotros para no perder el contacto porque, aparte, son mis amigos. Haber conocido a Chulos ha sido muy importante en mi vida porque ya no es sólo el arte, es la amistad lo que nos une. A mí me llama Wyoming y voy; o Santiago para el papel que me hizo en Torrente y allí estaba yo...

Por cierto, ¿cómo fue esa experiencia cinematográfica?

Aquello fue genial. Cuando llegué al hotel y vi a José Luis Moreno con el mono al hombro... era genial. Una de las anécdotas es que llegué al rodaje y vi de espaldas a un tío, lo miré y dije "¿qué hace este tío aquí, por dónde se ha colao este yonki?". Se dio la vuelta y era el actor Gabino Diego. Fue increíble. Decía que se había fijado en un yonki de su barrio, en lo que decía, en cómo se movía... Santiago Segura me lo contó todo de seguida. Se sacó el papel cuando ya estaba cerrada la película. Vio a una gitana que andaba por allí con el mandil, unas Nike y unos pendientes de esos extremeños. Y, entonces, dijo "a esa la quiero yo". Le pagaría, no sé lo que ajustó con ella. La puso en el bar, echando dinero a la máquina de tabaco y diciendo que le habían robao. Y a mí me puso una camisa... Yo le dije: "Esta pa ti, Santiago, ¿no hay otra?" Y me contestó: "No hay otra, tío, aquí de mariconadas las justas". La verdad es que ha sido una experiencia... Me senté en su butaca a ver cómo se transformaba en Torrente y es la bomba. Cómo se puede tener esta mente y crear un papel más en una película que ya está cerrada, meter el disco 'Entre vareta y canasta' en la banda sonora... Aparte de que es muy divertido, con ellos tengo una relación poderosa.

Un contacto así de estrecho también te une al trompetista Jerry González...

Jerry ya no se va... ese se queda con nosotros. No lo sabe. Ay, joder, cómo toca Jerry. Es que se encuentra muy agustito. Cuando pasó lo de las torres, a él le pilló en Nueva York, miró por la ventana, vio el edifico que se desplomaba y la gente corriendo y el caos... y echa mano al teléfono y me llama y me dijo: "Por favor, tienes que sacarme de aquí ya". Hablé con mi manager y con BMG y, en 24 horas, estaba Jerry González en España. Cuando llegó al aeropuerto, qué emoción... fue muy fuerte. Los momentos malos son los que hacen que nos unamos más, ahí tienes a un colega. Y, en este caso, ha tenido que suceder así. Jerry dice que ya no se vuelve... tiene aquí trabajito.

¿Dónde está la clave del entendimiento en el tándem Jerry-Diego?

"Cuando hay una claqueta de ritmo la música no está viva"

Yo creo que, aunque los dos géneros musicales son distintos, tienen en común raíces milenarias. Son raíces muy profundas, muy antiguas. Jerry coge un disco de Muñequito de Matanzas de 1940 y yo uno de Manuel Torre de los años veinte y entonces surge esa complicidad... aparte de que los dos somos músicos. Entramos en el estudio y no necesitamos una claqueta. Cuando hay una claqueta de ritmo la música no está viva, la música está agarrada. Lo difícil es hacer claqueta sin claqueta, mantener tu ritmo y una base entera sin subir ni bajar. En eso es en lo que nos basamos, yo cantando y Jerry tocando. Hay esa complicidad. Tenemos los mismos gustos.

¿Hace falta manejar los códigos musicales para que surja esa comunicación?

"Que se hable de fusión en el flamenco, me descuadra"

Es verdad que los flamencos nunca se han formado como músicos, en conocer la música. Y si hay algo en lo que me estoy preocupando es en eso. Yo en mi casa escucho música clásica porque entiendo que te perfecciona el oído. Aparte de que me gusta la música clásica, la verdad es que después de escuchar una tunda de flamenco, no me apetece más flamenco. Me pongo mis clarinetes y mis oboes... Me dijo Javier Limón: "Te engrandece el oído, Diego". Eso no lo hace casi ningún flamenco, si bien es cierto que en el flamenco hay cada vez más hambre de aprender, más ansia por crear. Y eso te hace muy selectivo, no puedes oír nada que te desagrade porque no lo soportas, que no puedo, que no va conmigo. Cuando se llega a buscar eso, creo que la recompensa es grande.

A la hora de trabajar con músicos como Jerry González o Bebo Valdés, tienes que entender su lenguaje. Si ahora me llama cualquier músico para hacer una colaboración, sé que puedo hacerla. Tampoco soy de fusión como dicen. La palabra esa es para mí extraña, extrañísima. Fusión me suena a infusiones, a manzanilla. La fusión en el flamenco, me descuadra. Y si alguien cree que la música de Jerry o de Bebo se puede catalogar como fusión, apaga y vámonos. Ahí nada más que hay sonidos negros. Ahí está el cante mío, el piano de ese señor... y cada uno ha puesto lo que desde su corazón ha sentido para crear la música, la inspiración en el momento del directo. No ha habido nada agarrado ni nada forzado. Entonces cuando te dicen: "Es que la fusión con el flamenco...". ¿Qué fusión? Estáis totalmente equivocados, señores.

¿Cómo se desarrolló la grabación?

Diego el Cigala con su hijo
(Foto: Silvia Calado)



Con Bebo y con Jerry no había material preconcebido. Todo surgió gracias a Fernando que los llevó al estudio y fue sorpresa tras sorpresa. En el estudio tuvimos nuestros más y nuestros menos porque como Javier tampoco me contaba nada... Me llamaba y yo iba al estudio y me encontraba con la música hecha. Y me dejaban todos los espacios para la voz, para cantar. Cuando echaba mano de los cascos me encontraba una base. No es lo mismo empezar a grabar un tema sólo con una base de guitarra, que no tienes nada. Yo ya tenía guitarra, trompeta, tenía congas, palmas... una nueva base para desfogarte. Por eso, la mayoría de las veces que hacíamos una voz de referencia, una voz de referencia era buena.

Entre los agradecimientos del disco hay uno muy especial: "A Bebo, porque todos los que te hemos conocido, de mayores queremos ser como tú".

Es que de mayor quisiera ser como él. De Bebo lo he aprendido todo. Cada uno de los que lo hemos conocido, nos encantaría ser un trozo de Bebo, porque aprendes cada minuto que estás con él. Junto a él aprendes sencillez, gusto en la música, muchos ritmos que yo no conocía como el joropo. Luego... su persona. Toca tal como él es.

El romance comenzó cuando viste en la película 'Calle 54' la escena de Bebo con su hijo Chucho... y te echaste a llorar.

Y al poco tiempo le dije a Fernando (Trueba) que quería conocerle, que me encantaría conocer a este señor y me dijo que venían a Madrid, al Festival de Jazz. Y lo conocimos. Él había escuchado de cante flamenco muy poquito. Sabía de Carmen Amaya, había oído discos de Granados, de Manuel de Falla... era muy nuevo. Y, con nosotros, mostró mucho cariño, todo muy verdadero, de morir con todo. (Y hace una reverencia...) Buana, buana, maestro. Y él conmigo muy suelto. Se grabó todo en la primera toma. Y todos allí llorando a las diez de la mañana en el estudio. Qué salvajada de tío, increíble.

Juan Valderrama es otro de esos maestros a los que rindes culto...

Gracias a él he grabado la guajira 'Señor del aire'. Me dijo: "¿Por qué no grabas estos palos que son muy bonitos?". Nos conocimos en Sevilla, en la presentación de 'Entre vareta y canasta'. Vino allí y se quedó maravillado con la presentación. Entró en el camerino con Vicente Amigo y entablamos una amistad.... He estado en su casa en Sevilla, allí he oído cosas de Manuel Vallejo. Me sugirió que cantara una guajira, que me sonaría bonita. Y hablé con Javier y escribió una guajira. Por ello, es un deber nuestro dedicarle la guajira al maestro Valderrama. Es el único que queda ya. Queda él y Chocolate, que es más joven. Valderrama me causa un respeto grande. Y luego, hablando congeniamos mucho. A mí me dice una cosa y le hago caso, le cojo y le entiendo perfecto. Como habla con tanto fundamento de los palos y de los cantes... Cuando escuchó la guajira se emocionó.

Algo así ocurrió con la vidalita que le dedicó la cantaora Mayte Martín.

A mí me encanta. Y, además, ¡cómo se la ha raspado a Valderrama, perfecta!. La canta perfecta. Me pareció muy buena idea que la grabara. Era algo que sólo habían grabado cantaores como Enrique Morente con Sabicas y pocos más, porque nadie se ha atrevido, porque es muy difícil. Te tiene que sonar la voz, es un cante de pulmones, de pecho...

La vidalita de 'Entre vareta y canasta' la cogió Sara Baras para 'Juana la Loca'. Después de tanto haber cantado para bailar, que ahora los bailaores más famosos cojan temas tuyos...

Mola. Porque al final de los años, se ve que se cierra el círculo. Y cuando ahora me dicen que por qué no canto para bailar o llevo a alguien bailando es porque nadie me llama la atención bailando.

¿Tampoco tienes referentes actuales en el toque y el cante?

"Estoy en contra de que a Remedios Amaya se la quiera estancar y no esté con ninguna discográfica, porque es una pérdida para el flamenco"

En el toque, Niño Josele. Para mí, es el mejor, porque me conoce, nos conocemos tocando. Tiene la virtud de que le suena la guitarra. E igual que yo creo que tengo una misión con el cante, él siente que la tiene con la guitarra. Es curioso, porque a mí me gusta mucho la guitarra y a él le gusta mucho el cante. Eso es importante. Yo lo entiendo y lo escucho. Y a él, como le gusta tanto el cante, se para a escuchar. Y de maestros de la guitarra no hablo porque eso es indiscutible. Pero no escucho nada más, sólo música clásica. A veces me pongo a Diego Amador, que es otro rollo que no tiene nada que ver. Pero tiene su mérito, porque él solo se ha tocado todo el disco... le doy mi enhorabuena.

En el cante, me gusta esta gitana, Remedios, que no sé por qué no se escucha más. Tenemos que dejar a las personas que sigan su curso, pero tampoco podemos dejar de lado a las buenas figuras, a los buenos cantaores. Estoy en contra de que a Remedios Amaya se la quiera estancar y no esté con ninguna discográfica, porque es una pérdida para el flamenco. Esa gitana cantando es muy fuerte. Puede contar conmigo, si a mí me llama, yo voy a estar ahí. Si no lo hacemos nosotros... Y sí, a mí me gusta Remedios.


Victoria Cava.

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Publicado por flamenquillas a las 1:32

1 Comments:

SOY MARIA BELEN SOBRINA DE RAFAEL ERA UN FENOMENO KOMO PERSONA Y COMO ARTISTA MI TIO QUERIDO UN BESO GRANDE DESDE AQUI

25 de junio de 2013, 13:50  

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